Una tarde contigo

Como un velo de luto riguroso
llevo tu mano flotando a mi espalda
en el camino de regreso la sombra
de tu beso de cerca me amenaza.
No importa si hay banco o no;
basta con tu simple compañía.
El estrecho límite de tus brazos
es terreno de segura acogida.
Sabiéndome querida a tu vera
será esta noche tu abrazo en mi portal
una herida profunda y duradera.
Con la promesa de otra despedida,
te esperaré en mi cama por el rastro
de tu leve caricia adormecida.