ventana
Ya entreves el miedo cual grajo
que gira al viento y se abre,
rompiéndose, paso a paso,
la negra frente y la corona.
Alumbra el invierno tu pecho
yugula el frío tus plumas
nutricia tu boca hambrienta
mi boca hambrienta de tu boca.
Hombre, veo en tus ojos
deseo. En el pico, en las
entrañas; hambre, en tus ojos,
pero es hambre acumulada.
Dejaré un beso a la luz
por si regresas mañana;
tus pétalos negros planean
sobre la lumbre del agua.
Herido por la bota de la nieve
con dos cañones al hombro,
hambre de mi hombre
refluyendo a mi ventana.